A mano y a máquina

En 2001: una odisea en el espacio, sale un iPad. Siempre se ha descrito esto como una de las miles manifestaciones del genio visionario de su director, Stanley Kubrick. Pero me gustaría demostrar que 2001, si es capaz de anticipar el futuro, es uno que está a punto de llegar.
La ciencia ficción nace en 1818 Frankenstein, en la que Mary Shelley imagina un hombre que pretende crear vida eliminando a la mujer de la ecuación, pero una de las señas más populares del género, la fantasía futurista, tardaría muchos años en convertirse en un fenómeno pop. La película de Kubrick es uno de los iconos de los años 60, la misma década en la que se estrenan Barbarella, Terror en el espacio, Viaje alucinante... tantas películas que, junto con la serie Star Trek, los cómics de Jack Kirby, el rock cósmico y demás inauguraron la posibilidad de que todo el mundo, a la hora de pensar en el futuro, pensara en el mismo tipo de ropa, de mobiliario, de tecnología. Y hasta el día de hoy, cada vez que una compañía ha querido vender futurismo, ya sea en forma de tablets, gafas de realidad virtual o ventiladores sin aspas, ha tenido muy claro que todos, inversores y consumidores, hemos visto las mismas películas desde niños. Saben que es oportuno que las siluetas se curven con suavidad y los botones sean invisibles para que el gadget nos suene a futuro, aunque sea un futuro del siglo pasado. El iPad en 2001 no es una premonición, es inspiración. Es la misma razón por la que hubo tanta prisa por presentarnos a ChatGPT, aunque fuera en un estado todavía defectuoso. OpenAI sabía que, de todas las manifestaciones de su nueva tecnología, la que iba a calar con más fuerza en nuestro imaginario y expectativas era la posibilidad de mantener una conversación con una inteligencia artificial. Porque todos nos acordamos de HAL.
Cualquier IA te puede explicar en un párrafo qué significa el monolito de 2001. Lo que aún requiere una respuesta humana es por qué media película es un relato de terror que parece desvinculado del resto del metraje. En esta fábula llena de esperanza a escala cósmica ¿por qué hay una computadora asesina? ¿por qué parece tan importante destruir a HAL antes de atravesar la puerta de las estrellas? En el prólogo, un antecesor de la humanidad experimenta un salto evolutivo cuando sostiene un hueso en la mano y nace la primera herramienta. Pero si queremos sobrevivir y trascender como especie la batalla la tendremos contra la herramienta última, la que nos hace obsoletos a los propios humanos. ¿Y cómo podríamos vencer? ¿Recordáis la escena en la que Bowman le arranca los discos duros a HAL? Exacto. Habrá que hacerlo a mano.
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