Mikel Santiago: “La etiqueta de ‘euskal noir’ no me molesta; hemos creado escuela”

Mikel Santiago ( Portugalete, 1975) lo dejó todo para ser músico. Quería consagrarse al rock. Hizo las maletas y vivió en Países Bajos e Irlanda. “Spoiler: salió fatal”, cuenta a Cultura/s no sin cierta nostalgia. Terminó encontrando trabajo como programador de software, pero el artista que llevaba dentro luchaba por salir de su interior y la pluma fue su vía de escape. Hoy, es uno de los referentes del thriller vasco, con obras como la exitosa trilogía de Illumbe o la más reciente El hijo olvidado , publicadas con Ediciones B.
Hablar de Mikel Santiago es hablar del País Vasco. Sin embargo, sus primeras novelas se ambientan en otros lugares. ‘ La última noche en Tremore Beach’, en Irlanda; ‘ El mal camino’, en el sur de Francia; ‘ El extraño verano de Torm Harvey’, en Italia…
Empecé con Irlanda porque viví allí un tiempo y ambienté la historia en un paisaje muy áspero que bien podría ser una playa vasca. Después, hice un recorrido por diferentes escenarios internacionales que me curtió.
¿En qué momento decide ligar sus tramas al País Vasco?
Empezó a brotar dentro de mí la idea de buscar un escenario que pudiese repetir siempre que quisiera. Crear un universo allí. Y qué mejor que mi tierra.
Localidades como Elizondo o hasta la imaginaria Illumbe, por Mundaka, han incrementado el turismoSu tierra, pero a su manera. Con mucha invención de por medio…
Illumbe es fruto de mi imaginación, pero armoniza muy bien con el thriller. Tiene costa y acantilados pero, también, polígonos industriales sórdidos…
¿Y quién quiera visitarlo, a dónde debe ir?
El epicentro es Mundaka, en la comarca de Urdaibai. Lo que pasa es que Illumbe es un escenario más complejo porque, por ejemplo, tiene un club deportivo, y el municipio real no. O un sanatorio, que casualmente se parece mucho al de Gorliz. Me traigo un montón de escenarios que me interesan, del País Vasco, y los junto en un punto.
En su nueva novela, ‘ El hijo olvidado’, se va de allí y se asienta en lugares como Bilbao o Getxo.
Me gusta estar motivado con lo que escribo y, para mí, muchas veces la motivación es viajar. A veces eso es un acierto y, otras, un fracaso. Sé que terminaré volviendo a Illumbe cuando tenga otra gran historia.
“Todos tenemos problemas familiares, pero los llevamos al extremo”, apunta el vasco Mikel Santiago¿Y del País Vasco se marchará?
Nunca digas nunca. Da mucho de sí y he creado ya cuatro historias. Pero es verdad que soy un curioso natural. Ya veremos.
¿Qué le parece que su obra se englobe en lo que editorialmente llaman ‘ euskal noir’?
Si has leído a Dolores Redondo, Ibon Martín, o Eva García Sáenz de Urturi, es fácil que acabes llegando a mí o a cualquier otro compañero. Es una etiqueta que no me molesta. Al final, es una muestra más de que hemos creado escuela.
A su escuela le interesa la familia. En sus novelas siempre está presente. En esta última, el protagonista, e l ertzaintza Aitor Orizaola, ve como su sobrino es acusado de asesinato.
Los lectores tienen una serie de coordenadas universales, y una de ellas es la familia. Todos tenemos problemas familiares, aunque es verdad que yo los llevo al extremo. Tal vez no han encarcelado a uno de los tuyos, pero puede que sí que hayáis dejado de hablaros por un tiempo. Las relaciones que creo van mucho más allá de la trama policial.
Empezó con relatos y novelas cortas. Las tres primeras se publican en el recopilatorio ‘ Cuando llega la noche’.
Son relatos corregidos y editados. Uno de ello inédito. Gracias a ellos soy lo que soy hoy. Empecé escribiendo en un blog que bauticé ‘ El relatódromo’. Lo hacía como laboratorio, para ver que opinaba la gente. Eso me animó a escribir un libro electrónico, que publiqué en internet. Me fui de viaje y se colocó él solito entre los más leídos y descargados del mundo, llegando a ser número uno en Estados Unidos en ficción en español.
¿Y qué pasó?
Contactó conmigo un agente que me preguntó si tenía nueva novela. Le dije que no pero que me ponía a ello. Y así nació La última noche en Tremore Beach.
Oriol Paul o la llevó a la pequeña pantalla en forma de miniserie y cambió Irlanda por el norte del país.
Por el Puerto de Vega, en Asturias. Un buen cambio. Si alguien ve una fotografía podría pensar perfectamente que es Irlanda. Eso sí, la producción no es una adaptación de mi libro exacta. Es más una inspiración libre, en la que hay partes fieles y otras que no tienen que ver.
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