¿Por qué vamos a la Feria del Libro?

¿Qué se te perdió en tal o cual lugar?, preguntan en Galicia, cuando no queda claro por qué alguien iría a ese sitio. El año pasado, pasaron por la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 1.126.351 personas. En 2023, fueron más de 1.200.000. ¿Por qué vamos? ¿Qué se nos perdíó en la Feria?

Laura, portuguesa de nacimiento con una vida residiendo en la Argentina, va toda vez que haya actividades protagonizadas por autores de su pais. Cuenta con felicidad que disfruta de que le hablen en su idioma, que acá usa más bien poco, que se siente bien volviendo a escuchar y sonar en su lengua materna. Laura va a la Feria, entonces, para ser de nuevo quien es.

Aunque nació en Buenos Aires, Lucía Higuera es de Bariloche desde 2015. Escritora, librera, bibliotecaria y tallerista, acaba de editar su primer poemario Agua de beber y llegó a la Feria de la mano del Fondo Editorial Rionegrino (FER). De manera que, además de la presentación de su libro el viernes pasado, Lucía busca que su trabajo se vea, circule, llegue a los lectores. Para ella, la muestra es una posibilidad, una puerta que puede abrirse, que merece abrirse.

Patricia visitó la Feria el jueves. Quería recorrer como cada año y asistir a una conferencia. Psicóloga, docente y poeta recorre la muestra cada edición para reencontrarse con amigos hijos de inmigrantes como ella, escuchar, leer, descubrir. Para ella, la Feria es tanto un lugar de encuentro como un territorio de afirmación de su identidad y de sus pasiones.

Irina también pasa por La Rural cada año. Aunque compra libros todo el año, la Feria del Libro es para ella otra cosa, un ritual. Desde que era una nena chiquita, la exposición es una cita anual compartida con su madre en la infancia y con su hermana en la adultez. Para ella, la Feria es un paseo que la enlaza con la que fue y con la que es cuando se deja enamorar por una novela.

Porteñas y porteños vamos a la Feria del Libro a confirmar que nos interesa. Más de un millón de personas sacamos la entrada, hacemos una fila, nos amuchamos entre las mesas y, si podemos, compramos algún ejemplar. Nos gusta vernos así, lectores, interesados por los libros. El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, aseguró días atrás que medio millón de personas aprovechan la oferta cultural de la Ciudad. No es poco. Es lo que somos. Tal vez, deberíamos defenderlo.