Zoe Saldaña: “Tenemos que invertir en historias de mujeres y para mujeres”
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A lo largo de su carrera ha recibido muchos reconocimientos, pero siempre estuvieron vinculados al cine comercial. Fue la protagonista de Avatar, la latina de Star Trek y una de las figuras más populares del Universo Marvel. Pero gracias a Jacques Audiard, quien le dio uno de los papeles principales en Emilia Pérez, a partir del domingo Zoe Saldaña se sumará probablemente al exclusivo grupo de las actrices que se han ganado el Oscar. Y es que a pesar de la crisis que desató en Hollywood el descubrimiento de antiguos tuits de su compañera de reparto Karla Sofía Gascón y que redujo sensiblemente las posibilidades de un gran triunfo del caballito de batalla de Netflix, la nativa de Nueva Jersey de 46 años continúa su marcha triunfal. Tras llevarse el Globo de Oro, el BAFTA y el Critics Choice, además de un premio compartido en Cannes con sus tres compañeras de reparto, Saldaña también ha ganado el pasado fin de semana el del Sindicato de Actores, que suele predecir lo que pasará 7 días después.
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Zoe Saldaña en 'Emilia Pérez'
NetflixDespués de que le encasillaran en el cine de ciencia-ficción, ¿cómo fue que se involucró con Emilia Pérez?
Yo soy una artista de corazón y Emilia Pérez me dio la oportunidad de volver a conectarme con facetas mías a las que les había dicho adiós hace mucho tiempo. En los últimos años fueron muchas las ocasiones en las que soñaba con recuperar algo de lo que alguna vez había sentido. De niña mis padres intentaban mantenerme ocupada, y me mandaban a estudiar danza, a tomar clases de arte y de tenis. En aquel entonces no se me hubiera ocurrido pensar que algún día iba a poder utilizar todas esas cosas para forjarme un camino en mi vida adulta. Lo cierto es que todo eso me catapultó hacia una carrera de determinado perfil, porque hay una abundancia de papeles para mujeres activas en películas de acción y de ciencia-ficción. Yo tengo una afinidad con esos papeles, pero nací en Nueva York, y por eso tengo manos de jazz en mi ADN. Soy una bailarina por sobre todas las cosas, siempre lo seré. Por eso me fascinó la idea de interpretar a Rita, que es una mujer muy reservada, con una vida interior muy fuerte. Es alguien que no tiene la valentía o la fuerza de levantar la voz y ser su propia promotora. Lo puede hacer por los demás pero no por sí misma. Me resultó una figura muy familiar, una mujer que está desesperada por experimentar un cambio y encontrar una nueva visibilidad a cualquier precio. Quería saber qué es lo que se siente al estar en su piel. En nuestra película, la clave son esos momentos en que cantan y bailan, que es cuando podemos ver qué es lo que piensan y sienten de verdad todos estos personajes. Creo que ese salto de la realidad a lo surreal es lo que hizo que este filme me resultara muy especial, y obviamente me permitió recuperar muchas partes de mi personalidad.
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¿Cómo fue preparar los grandes números musicales de la película?
Mis ensayos fueron muy largos e intensos. Yo estaba terminando de grabar una serie en el norte de África y el rodaje concluyó un 2 de marzo. Volé al día siguiente y el 4 ya estábamos en la sala de grabación. Y desde ese momento hasta que comenzamos a filmar a finales de abril me la pasé ensayando constantemente, 5 o 6 días a la semana. Debo confesar que estaba muy nerviosa. Habían pasado 20 años desde que había estado por última vez en un estudio de danza, por lo que tuve que adaptar mi cerebro a entender lo que estaba haciendo y a pasarle información a mis músculos. Es algo muy técnico. Mi objetivo era llegar perfectamente preparada para el inicio de la filmación. Durante los ensayos con Jacques y Karla me di cuenta que él espera que estés perfectamente preparada, pero a la vez que te atrevas a probar alternativas diferentes a lo que está en el guion. Para poder descubrir cosas que puedan llegar a sorprendernos hay que estar muy presentes en la escena. Me pareció que ese era el lugar más estimulante en el que podía estar como artista, con un director que me permitiera colaborar. Digamos que en total tuvimos entre 5 y 7 semanas de ensayos, que continuaron incluso cuando estábamos filmando. Todo el tiempo estaba practicando las coreografías para 'Vaginoplastia' y 'El mal'. Recuerdo que dos semanas después de que empezamos con los ensayos nos dijeron que íbamos a filmar una coreografía asombrosa, la de 'El mal', y nos dieron otras 8 semanas para prepararla. Me di cuenta que hubiese necesitado empezar a prepararme algunos días antes. Y luego Jacques se aparecía de sorpresa en medio de nuestros ensayos de las coreografías, y nos decía que teníamos que cambiar esto y modificar lo otro. Que había que quitar de aquí y agregar de allá. Siempre había un elemento de sorpresa, pero teníamos que estar muy presentes en la escena para que eso pudiera ocurrir. Y a la vez, era imperativo que estuviésemos muy preparados. Que es exactamente lo mismo que pasa en el teatro. Fue indudablemente una experiencia maravillosa, pero no me resultó para nada fácil, lo que hizo precisamente que para mi sea algo muy especial.
¿Siente que más allá del reconocimiento que ha recibido por su interpretación, el hecho de que este sea un elenco mayoritariamente femenino le ha dado a la experiencia un sabor especial?
Sin duda, el hecho de que se nos reconociera como elenco femenino fue tan significativo como el reconocimiento individual. Durante muchos años yo sentí que mis oportunidades dependían de que yo fuese la única mujer en un reparto. Cuando eres joven, no le tienes miedo a nada y hasta eres un poco imprudente, sientes que eres mejor que las demás. Era una manera inconsciente de participar de un sistema que ha sido diseñado para mantener a las mujeres separadas. Porque si hay algo que se ha demostrado a lo largo del tiempo es que cuando las mujeres se unen, son imparables. No hay nada que no podamos curar. No hay montaña que no podamos subir, sobre todo si eso sirve para salvar a alguien que amamos. Somos altruistas por naturaleza, nos gusta apoyar a los demás y cuando estamos juntas, nos encanta celebrar. En ese sentido tengo que destacar que vengo de una familia de mujeres. Somos tres hermanas y fui criada por mi madre y mi abuela. Ese es el mundo en el que me siento más cómoda. Cuando las circunstancias son otras me siento vulnerable. Trabajar en esta película me ayudó a reforzar mi creencia de que tenemos que invertir en historias de y para mujeres. En ese sentido aplaudo a hombres como Jacques Audiard que entienden el valor que tenemos y no le tiene miedo a contar una historia femenina. Como especie humana siento que cada vez estamos mas dispuestos a marchar en esa dirección. Y que no se haga como un favor, sino abriendo espacios y permitiendo que esa sea el camino por el que marche nuestro cine y nuestra industria.
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