Ana Lucía Araujo: La lucha en tres olas por las reparaciones de la esclavitud

A finales del siglo XIX, Walter R. Vaughan, abogado, empresario y editor de periódico blanco de Alabama, redactó un proyecto de ley para proporcionar pensiones a los exesclavos en Estados Unidos que habían alcanzado la edad avanzada para trabajar. Pronto, los propios libertos tomaron el control del movimiento, creando sociedades abiertas a todos los exesclavos.
En 1906, Andrea Quesada y Acevedo, exesclava de la plantación Santa Rosalía, en la ciudad costera de Cienfuegos, al sur de Cuba, solicitó reparación por su tiempo en esclavitud. Afirmó que, en 1870, su antiguo amo la había liberado mediante un documento que debía adjuntarse a su testamento tras su fallecimiento, pero que su heredero nunca respetó su voluntad, lo que la mantuvo en esclavitud durante diez años, hasta su abolición en 1886.
Este tipo de hechos se encuentran en el libro de la historiadora Ana Lucía Araujo , quien señala que " ninguna sociedad esclavista pagó reparaciones a los antiguos esclavos en las décadas posteriores a la emancipación. Casi todas, por el contrario, pagaron indemnizaciones a los antiguos dueños de esclavos. El ejemplo más llamativo
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