El nuevo programa de Apple cuenta la alocada historia de un pirómano serial. Es fascinante.

Este artículo contiene spoilers del episodio 3 de Smoke .

Smoke, la nueva miniserie dramática policial de Apple TV+ protagonizada por Taron Egerton y Jurnee Smollett, comienza como tantos otros procedimentales, con un joven héroe, generalmente atractivo, y su nueva compañera, una chica ruda, a la caza de un par de escurridizos delincuentes. La narración en off que abre el primer episodio —mientras se suceden en pantalla escenas de las pesadillas del investigador de incendios provocados Dave Gudsen (Egerton) sobre un incendio doméstico particularmente peligroso— describe lo aterrador y caótico que es el fuego, pero no da la impresión que debería. Hay una razón por la que relativamente poca ficción policial trata sobre incendios provocados, un acto furtivo y cobarde, generalmente motivado por las pequeñas preocupaciones financieras. El fuego es magnífico, pero los pirómanos no. Incluso las pistas que buscan Dave y Michelle (Smollett), la detective de policía asignada para ayudarlo a encontrar a los dos pirómanos que plagan la ciudad ficticia de Umberland, en el noroeste del Pacífico, son aburridamente técnicas: patrones de quemaduras, monedas llenas de hollín y restos de cigarrillos. Pero Smoke es en realidad un drama de personajes volátil que se presenta como un procedimiento anodino. Su creador, el novelista policiaco Dennis Lehane, no tiene intención de producir la versión incendiaria de CSI. Ese primer episodio, que se estrenó el 27 de junio, ofrece pocas pistas de la locura que se avecina, así que quienes busquen algo menos básico deberían quedarse hasta el final del episodio 2.

Dave, el típico estadounidense, tiene una encantadora esposa bibliotecaria (Hannah Emily Anderson) que se preocupa por él ("Oye, ahora me traen después del incendio", le asegura), y un hijastro adolescente (Luke Roessler) con el que le cuesta conectar. Michelle, una exmarine interpretada con impecable arrogancia por Smollett, tiene un pasado problemático y se ha estado acostando con su jefe (Rafe Spall), quien acaba de dejar a su esposa por ella, algo que no le agrada especialmente. Cuando ella rompe con él, la envía a trabajar con el departamento de bomberos en el caso de los pirómanos en serie, una misión remota. Ella tiene que encontrar una gran solución para volver a las grandes ligas. Dave se irrita ante la sugerencia de que su investigación necesita ayuda, pero finalmente entablan una relación fraternal, intercambiando historias de guerra e insultos jocosos mientras él le enseña los entresijos del asunto.

Solo en el Episodio 2 empezamos a ver que no todo está bien con Dave. Está escribiendo un libro, una novela sobre un investigador de incendios provocados idealizado y absurdo, basada en sus propias experiencias de campo. "¿Quizás algunos personajes femeninos?", sugiere su esposa con dulzura. Cuando él aparta la mirada, ella vuelve al manuscrito con un suspiro sombrío. A medida que avanza la serie, los pasajes del libro (Dave los dicta en su teléfono) se vuelven hilarantemente peores, sobre todo después de que presenta al personaje femenino solicitado, basado en Michelle, como un interés amoroso. De alguna manera, las reacciones de Dave siempre son un poco extrañas. Cuando su esposa y su hijastro se enteran de que el padre del niño planea mudarse a 3200 kilómetros de distancia, Dave ni siquiera puede entender por qué están tan molestos. "¿Entonces vivirá con nosotros a tiempo completo?" es lo primero que pregunta. "Esposa de policía" es un personaje ingrato en la novela negra. Estas mujeres siempre presionan al protagonista para que sea más hogareño; es decir, para que haga menos de lo que el lector o espectador quiere que haga. Pero la esposa de Dave, Ashley, no parece estar segura de que le guste tenerlo cerca, y su hijo desconfía claramente de él. ¿Qué les pasa? Dave es una presencia alegre, un servidor público comprometido con una sonrisa encantadora, que hace lo mejor que puede. ¿O no? "Nadie conoce a Dave", le aconseja el niño a Michelle.

Por su parte, Michelle evade trámites legales y falsifica pruebas para justificar el registro de la propiedad de uno de los principales sospechosos de la pareja, un tipo que resulta no ser el suyo , aunque, convenientemente, culpable de muchos otros delitos. En medio de su desastrosa vida amorosa, la detective se estresa por su madre, una exdrogadicta que actualmente está en prisión por provocar un incendio que casi mata a Michelle, de 12 años, pero que pronto recibirá la libertad condicional. "Nunca seré una persona integral", dice Michelle en la obligada escena en la consulta del terapeuta. "Yo soy el trabajo". Dave es un investigador astuto, pero Michelle tiene una tenacidad sobrehumana. Mientras sigue brillantemente un rastro de pistas hacia uno de los pirómanos (un cocinero de pollo de mediana edad, solitario y dañado llamado Freddy, interpretado con una intensidad casi insoportable por Ntare Guma Mbaho Mwine), Michelle llega a sospechar, correctamente, que el otro pirómano, el que se especializa en prender fuego a los estantes de papas fritas del supermercado, muy bien podría ser el propio Dave.

Smoke no es un misterio. Está claro desde el principio quiénes son los culpables. La serie está basada en el podcast Firebug , la historia de John Leonard Orr, un investigador de incendios provocados de California que también es considerado el pirómano más prolífico en la historia de la nación, aficionado a las papas fritas como acelerante y autor de una novela espantosa. En lugar de una novela policíaca, Smoke se convierte en un retrato de un anhelo frustrado con veneno. Todo gira en torno a Dave, el narrador de Egerton, que realiza presentaciones llamativas en conferencias de investigadores de incendios provocados y canta apasionadamente baladas poderosas en el auto, pero cuya interpretación de la interacción humana normal suena lo suficientemente falsa como para inquietar cada vez más a las personas en su vida. Esa sonrisa, tan juvenilmente atractiva en el primer episodio de la serie, eventualmente se volverá aterradora, la grieta en una máscara a punto de caer de un rostro no del todo humano.