Estrenos de cine. "Gangs of Taiwan": una ópera prima estilizada e implacable donde reina el silencio.

Un primer largometraje de desesperación contenida que explora las fracturas de la sociedad taiwanesa a través de la mirada de jóvenes atrapados en las garras de un sistema de confinamiento. En cines este miércoles.
Pandillas de Taiwán, de Keff, es una auténtica sorpresa cinematográfica. Ultraviolenta, estilizada e implacable, esta ópera prima sigue la tradición del cine de pandillas, pero también se aleja de ella, explorando un tema particular: el silencio. Es a la vez una ley del crimen organizado y, metafóricamente, un estado social impuesto por el hampa, las élites políticas y económicas, que forman un poderoso círculo interno.
El joven Zhong-Han (Liu Wei Chen) es la personificación perfecta de esta ley. Mudo de nacimiento, no tiene la capacidad de traicionar, y eso es lo que lo hace tan útil. En este caso, Keff presenta una figura trágica: el hombre ideal para un sistema mafioso, incapaz de romper el pacto de lealtad. Es, literalmente, la herramienta perfecta de la omertá.
En cualquier organización criminal, la omertá, más que un código, es una necesidad. No decir nada, no ver nada, no oír nada: esta regla no escrita estructura las relaciones de poder, garantiza la supervivencia del clan e impone una forma de terror silenciado. En Gangs of Taiwan , esta ley del silencio se encarna en este joven mudo, a la vez víctima y garante del sistema.
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La dirección de Keff refleja al personaje, sumido en un silencio general: el diálogo es escaso, las emociones contenidas, los gestos pausados. Zhong-Han, retraído en su propia oscuridad interior, acaba encarnando la lógica misma de la mafia: un mundo basado en el disimulo, el secretismo y la modestia.
Keff, a través de su héroe silencioso, retrata a un joven amordazado por un sistema basado en la obediencia silenciosa. Zhong-Han no necesita ni voz ni gritos para encarnar a esta generación aplastada por una sociedad taiwanesa donde la palabra —la verdadera, la política y la de protesta— ya no circula. Su silencio es símbolo de alienación total, no solo social, sino moral.
Como en Millennium Mambo (2001) de Hou Hsiao-hsien, los jóvenes de Gangs of Taiwan deambulan por noches espectrales y clubes saturados de luz artificial. Keff parece asumir las visiones nocturnas del maestro taiwanés: luces estroboscópicas, travellings flotantes, rostros ausentes. Keff va más allá en la desesperación: para él, no hay otra salida que la violencia y los crímenes salvajes. Zhong-Han, con la mirada vacía, se ve despojado incluso de la ilusión de un futuro. El amor, la única salida posible, se desvanece gradualmente a través de su relación rota con una joven interpretada por Rimong Ihwar, una figura luminosa. Cada plano sugiere el confinamiento de un mundo que impone silencio, por el miedo, por la jerarquía, por las armas.
Gangs of Taiwan de Keff, en cines este miércoles 30 de julio. Duración: 2 horas 15 minutos.
Le Progres