Robert De Niro, Fuera de lo común: 5 películas para redescubrir al actor

Una curiosidad. Esta película por encargo y el último trabajo como director de Elia Kazan es la adaptación del dramaturgo Harold Pinter de la novela inacabada de Francis Scott Fitzgerald, El último magnate. Está inspirada en la figura real de Irving Thalberg, la encarnación del productor visionario y creador de la época dorada de Hollywood. Robert De Niro acababa de salir de Taxi Driver cuando se convirtió en este personaje magnate autoritario y atormentado.

La película marca así el paso del testigo entre el viejo y el nuevo Hollywood con un reparto que incluye, además de De Niro y Jack Nicholson, la generación encarnada por Robert Mitchum, Tony Curtis y Jeanne Moreau. Un gran clásico teñido de atmósfera crepuscular, alimentado por la pasión morbosa del productor, Monroe Stahr, por una joven, doble de su difunta esposa, que lo rechaza.

En la larga y prolífica colaboración entre Robert De Niro y Martin Scorsese, esta película es la más atípica y, sin duda, el mayor fracaso comercial que ha experimentado el director. Pero esta comedia negra, realizada justo después de Toro salvaje a partir de un guión aportado por De Niro, vale más que el olvido en el que cayó.

En primer lugar, porque se trata de una sátira feroz de la sed de celebridad mediática de los años 80, una sed que hoy en día no ha envejecido ni un ápice. En segundo lugar, porque presenta a Jerry Lewis como una estrella de televisión, adorado por una horda de fans histéricas. Por último, pero no por ello menos importante, la increíble actuación de De Niro como un patético perdedor que se transforma en un malvado psicópata para conseguir sus quince minutos de fama.

El actor ha aparecido detrás de la cámara dos veces. El primero en adaptar, en 1993, la obra escrita por su amigo Chazz Palminteri, que narraba su infancia como niño italoamericano, dividido entre su fascinación por la vida de matón y su respeto por su padre, un modesto conductor de autobús. Palminteri también interpreta el papel del matón Sonny, que toma al joven Calogero bajo su protección y lo libera de la influencia de su padre, Lorenzo, interpretado por el propio De Niro.

La película, en su alcance romántico y su anclaje social en el Bronx de los años 50, toma prestado tanto de Once Upon a Time in America de Sergio Leone como del mundo de Scorsese. En esta película dedicada a su padre, De Niro evoca sus propios recuerdos de infancia.

Además de ser director, Robert De Niro también es productor de algunas de las películas en las que actúa. Este es el caso de esta excelente comedia satírica que ve al Presidente de los Estados Unidos, en campaña para la reelección, manchado por un escándalo sexual. El actor estadounidense interpreta a un astuto asesor político que, junto a un extravagante productor de Hollywood (Dustin Hoffman en gran forma), inventa una guerra en Albania para desviar la atención de los medios.

Verdad o mentira, no importa, la historia más atractiva gana. Un escenario profético ya que, un mes después del estreno de la película, el presidente Clinton, enredado en el "Monicagate", involucró a Estados Unidos en tres operaciones militares... La realidad siempre supera a la ficción.

A Robert De Niro no le falta humor ni perspectiva de sí mismo. Iniciando un giro hacia la comedia, parodia a sus propios personajes mafiosos de las películas de Martin Scorsese, Buenos muchachos y Casino, asumiendo el papel de Paul Vitti, un padrino del hampa de Nueva York que sufre ataques de pánico. Acude a un psiquiatra (Billy Crystal) que acepta a este nuevo y engorroso paciente, sin tener muchas opciones.

Mafia Blues no escatima en clichés y guiños a las películas de gangsters, y aunque De Niro es un poco exagerado, está muy bien dirigido, al igual que su compañero Billy Crystal, lo que aseguró que la película fuera un éxito sorpresa en su momento. Le seguirían otras comedias en las que De Niro se burlaría de sus papeles pasados, como la eterna Come True. (2000).