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El apoyo de los amigos de Sarlo al exmarido y la inquietud por el destino de la obra de la ensayista

El apoyo de los amigos de Sarlo al exmarido y la inquietud por el destino de la obra de la ensayista

El arquitecto e historiador Adrián Gorelik hizo público que los amigos de la fallecida Beatriz Sarlo decidieron “patrocinar” al exmarido de la ensayista, Alberto Sato, porque arreglaron con este la constitución “de un fideicomiso para preservar su obra, y de este modo darle continuidad a la difusión del pensamiento y las ideas de Sarlo.

Fue durante una charla en el programa de Lorena Maciel en Radio con Vos que Gorelik, hablando por el grupo de amigos que también integra la albacea “verbal” –no hay nada escrito- Sylvia Saítta, dijo que el acuerdo con Sato se refería solo a este tema, el de los derechos intelectuales, el archivo, la biblioteca y los papeles personales de la escritora.

Así lo hicieron saber en la sucesión ante el primer juez del juicio sucesorio, Carlos Goggi, del Juzgado Nacional Civil Nº 91, que no solo excluyó a Sato del expediente por éste iniciado, sino que no llevó adelante la medida de inventario solicitada por el exmarido (Sarlo nunca se divorció, pero se separó de hecho hacía 50 años) sobre los bienes de la calle Hidalgo 140. Razonable decisión, pues si lo excluyó no tenía que llevar adelante ninguna medida. Sato lo recusó.

Luego de un ir y venir que incluyó al juez Fernando Cesari (que también se excusó), titular del Juzgado Nacional Civil Nº 60, y de la jueza Cecilia Kandus, del Juzgado Nacional Civil Nº 24, la Cámara Nacional Civil volvió el juicio sucesorio a manos del juez Cesari. En el camino, la jueza Kandus ordenó el inventario de los bienes del departamento de la calle Hidalgo 140, cuya llave retenía el encargado, según contó Gorelik en la radio.

Tras contar lo que ya se hizo público en su momento, la venta de discos y de objetos de ese último domicilio de Sarlo, el intelectual invitado dijo que cuando “vimos las fotos del inventario nos dimos cuenta que se había vaciado el departamento, los roperos, todo”. La conductora se tomó la cabeza (es radio, pero también video por YouTube).

Beatriz Sarlo. Foto: Emiliana Miguelez.Beatriz Sarlo. Foto: Emiliana Miguelez.

Gorelik no quiso opinar sobre lo que es materia que debe decidir la justicia, pero de alguna forma sí lo hizo al decir: “Insisto en diferenciar que el portero busca validar solo lo que tiene que ver con departamento de la calle Hidalgo” (ello por el manuscrito de Sarlo donde lo deja “a cargo” del inmueble y de su gata Niní).

Pero también está “el conjunto de la herencia que del juez deberá definir entre Sato y la prima de Beatriz que entró tercera. Beatriz la nombra en su último libro: es arquitecta y era una influencia muy importante para Beatriz cuando la veía dibujar en el tablero. Pero en 1970 o 1975 pierden contacto. No importa, es la prima”.

Y aunque no quiso profundizar sobre quién tiene más derecho que quién, el intelectual exhortó: “El juez tiene que decidir si considera que el certificado de matrimonio no es suficiente para Sato, pero me parece importante que la justicia tenga un visión un poco más amplia. Se juega un patrimonio intelectual importante. Esto sería la consideración entre Sato y la prima” Ernestina Susana del Río.

El portero, el exmarido y la prima

En algún momento de la charla, Gorelik dijo que le correspondía a la prima (prima hermana, para más datos) probar que Sarlo y Sato no tenían vínculo. Aquí el intelectual se equivoca.

La prueba más rotunda que el juez Cesari tiene ante sí son los más de 40 años de convivencia entre la ensayista y el cineasta Rafael Filipelli, y su separación de hecho sin voluntad de unirse de su exmarido Sato desde hacía 50 años.

Es cierto que nunca se divorciaron pero, modernizado el Código Civil, ya incluye claramente que la vocación hereditaria se pierde en un caso así. El magistrado podría decidir lo contrario. Pero sería una decisión recurrible.

Adrián Gorelik. (Foto Lucía Merle) Adrián Gorelik. (Foto Lucía Merle)

Gorelik también explicó que el fideicomiso que acordaron de palabra con Sato era para que “se pudieran vender algunas cosas para sostener su archivo y su biblioteca hoy en el CeDInCI (Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas)”. Si bien el Centro tiene acceso público se mantiene con donaciones y subsidios.

Un aspecto interesante de la charla entre Gorelik y Maciel tuvo que ver con el rol de la ensayista de La máquina cultural en el canon literario. “Beatriz era muy consciente de que había jugado un rol en las últimas seis décadas de la cultura argentina. Existía un canon Sarlo. En su cátedra decidía qué escritores estaban o no dentro de un determinado canon que daba la Academia, por supuesto que el mercado da otro y también hay otros que proponen grupos literarios. Pero todos discutían alrededor del canon que daba Beatriz Sarlo”.

Para Gorelik, “Beatriz Sarlo fue enormemente influyente en una manera de ver a literatura argentina. Con distancia se analizará a la Beatriz de los años 2000, que metió los pies en el barro, comparada con la que fue en los años 80 y 90. Impactó en la crítica literaria, en la historia cultural y por eso es importante defender su legado”.

Tras reiterar que es el juez quien tendrá que decidir si el departamento de calle Hidalgo 140 queda para el portero Meza López, el intelectual dijo: “Para nosotros lo importante es quien va a administrar la obra de Beatriz y eso el encargado no lo disputa”.

Una sucesión fascinante

El asunto es jurídicamente más complejo. Es cierto que se puede ser heredero testamentario de una parte de la herencia y que el resto tramite como intestada, porque en este caso no existen herederos forzosos con derecho incontestabe a lo que se llama “la legítima”, una porción de herencia que no se les puede escatimar.

En este juicio, las cosas son más confusas de lo que parecen: el papel firmado por la ensayista muerta no reviste rotundamente los requisitos de un testamento ológrafo; y la prima no tiene que demostrar nada más que su vínculo de sangre con la fallecida.

Es el magistrado a cargo quien tiene estas dos cuestiones esenciales para definir y ambas excluirían a Sato como aspirante a la herencia.

Gorelik dijo al aire “cuando tuvo el ACV, Beatriz nos dijo aquella frase: . Era consciente de la figura que había construido”.

Beatriz Sarlo. Foto: Nestor Garcia.Beatriz Sarlo. Foto: Nestor Garcia.

Tras proponer que la idea de los amigos es que “una comisión de personas pueda administrar la obra y que no se publique cualquier cosa”, queda claro que si algún temor abrigó el círculo íntimo de Beatriz Sarlo para iniciar la sucesión en silencio “patrocinando” a Sato fue que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires pudiera entrar a la causa como “herencia vacante”. La presencia de la prima hermana en el expediente excluye al Estado, por ahora.

Reconoció Gorelik que Sarlo no tuvo ninguna previsión para su herencia y que el cuidado de su obra tiene para sus amigos “un valor afectivo y moral”.

Resta saber si por los objetos, discos y demás pertenencias de Sarlo que, según Gorelik, “el encargado Meza vendió” supuestamente, el juez podría abrir por incidente una denuncia penal. Meza era el único con acceso a la vivienda de la ensayista fallecida.

Clarin

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