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Florencia Canale: "Lo que me interesa siempre es la herida del personaje, el monstruo"

Florencia Canale: "Lo que me interesa siempre es la herida del personaje, el monstruo"

Es una mañana soleada de otoño en el histórico Café de los Angelitos, sitio gardeliano si los hay, declarado Bar Notable de la ciudad de Buenos Aires. Ella toma café sin azúcar y sonríe. Florencia Canale es simpática y cordial pero categórica a la hora de poner blanco sobre negro. Viene a dialogar con Clarín a propósito de su libro más reciente La Cruzada (Planeta, 2025) sobre la vida de Catalina de Erauso, más conocida como la Monja Alférez.

La autora posa con soltura para las fotos y, en su discurso, no para de ofrecer títulos jugosos. “No te olvides de que también soy periodista”, esboza, a modo de guiño cómplice. En efecto, luego de una fugaz incursión en el modelaje y el canto, Canale pasó por la Facultad de Letras y, rápidamente, los libros se convirtieron, para ella, “más que en un objeto de estudio, en un alimento vital”, dice.

Trabajó, primero, como lectora de originales para grandes editoriales. Luego, se convirtió en periodista y empezó a entrevistar a escritores. “Los editores, constantemente, me preguntaban cuándo iba a escribir, cuándo me iba a animar. Cuando me pareció que tenía algo para contar, ahí me decidí”, explica.

Sobrina en sexta generación de Remedios de Escalada de San Martín, investigar sobre el pasado se le volvió inevitable. “Mi ADN es el ADN argentino”, asegura. “Mi abuelo paterno, desde muy chica, me sentaba a su lado y me hablaba de esta tía que a mí me resultaba un poco plomazo hasta que fui al colegio y ahí me enteré”, evoca la autora.

La escritora y peiodista Florencia Canale en el Cafe de los Angelitos. Foto: Matias Martin Campaya.La escritora y peiodista Florencia Canale en el Cafe de los Angelitos. Foto: Matias Martin Campaya.

Es así como nace su primer libro, Pasión y traición (Planeta, 2011) sobre la vida de su ilustre tía lejana, que entonces empezó a volverse tan cercana hasta casi metérsela en la piel. “Encontré mi casa, encontré mi lugar en el mundo: la escritura. Lugar del cual no me quise ir más porque irme significa morir”, confiesa.

Ya lo dijo Mark Twin: “Una persona tiene dos fechas importantes en su vida: El día en que nace y el día en que descubre para qué. Y parece que Florencia nació para escribir. La novela sobre Remedios fue un furor inmediato. Arrasó en ventas hasta convertirse rápidamente en bestseller y, todavía hoy, se sigue reeditando.

Desde allí, Florencia Canale no paró de escribir. Hasta el momento, ha publicado otras once novelas, todas con similar repercusión, que recrean la vida, los amores, las batallas y demás desafíos vitales de personajes históricos de nuestro país como Manuel Belgrano; Juan Manuel de Rosas (escribió tres libros sobre él); Justo José de Urquiza; Damasita Boedo, la amante de Juan Lavalle; Madame Perichon, la amante del virrey Liniers; Camila O’Gorman y su tormentosa historia de amor con el sacerdote jesuita Uladislao Gutiérrez; Manuela Sáenz, la amante de Simón Bolívar, Bernardo de Monteagudo y, ahora, Catalina de Erauso.

La escritora y peiodista Florencia Canale en el Cafe de los Angelitos. Foto: Matias Martin Campaya.La escritora y peiodista Florencia Canale en el Cafe de los Angelitos. Foto: Matias Martin Campaya.

–¿Cómo elegís a tus personajes?

–Elijo, en todo caso, el personaje que me parece interesante por sus contradicciones. Las vidas lisas, las vidas suaves y lindas son las que todos queremos vivir y sabemos que no existen pero no sirven a la hora de la escritura. Porque se necesita conflicto para escribir una novela. Entonces, un personaje, ya sea hombre o mujer, que esté lleno de sombras… a mí lo que me interesa siempre es la herida del personaje, el monstruo…

–Decía Hemingway que es ahí por donde sale la luz…

–Y te diría que incluso en la vida real. A mí las personas de sonrisa perenne, de felicidad constante no me interesan para nada. A mí me gusta el dolor.

–Y Catalina, ¿cómo aparece?

–Estaba investigando para mi novela anterior, sobre la historia de Bernardo de Monteagudo y necesitaba el color, como decimos los periodistas, ese otro costado de Monteagudo durante su paso por el Ejército auxiliar comandado por Juan José Castelli, cuando los tipos van hacia el Norte y llegan a Bolivia, Chuquisaca, La Paz…

–Claro, allí estuvo ella…

–Sí, entonces, yo necesitaba, no la parte política de Monteagudo, que la tenía muy clara. Yo quería saber a qué fiestas había ido, a qué mujeres había seducido, necesitaba eso un poco. Había mucha circulación de horrores del paso del Ejército auxiliar, que estaban de fiesta loca, que llevaban minas… yo quería saber un poco de eso…

La escritora y peiodista Florencia Canale en el Cafe de los Angelitos. Foto: Matias Martin Campaya.La escritora y peiodista Florencia Canale en el Cafe de los Angelitos. Foto: Matias Martin Campaya.

–Los chimentos faranduleros de la historia…

–Sí, un poco más elaborado. Monteagudo había sido un tipo muy lanzado a las mujeres, se había armado una fama importante, yo quería eso. Saber a qué mujeres había conocido, qué mujeres les habían abierto las puertas para introducirse en la sociedad de Chuquisaca, entonces me hago de las tradiciones bolivianas, las tradiciones son estos libros tan interesantes, estos textos con una suerte de aguafuertes un poco ampliadas sobre las costumbres de distintos pueblos. Tenemos tradiciones salteñas, tucumanas…

–¿Cómo llegaste a ellas? ¿Cómo es el proceso de investigación previo a la escritura de tus novelas?

–Cuando decido quién es, si puedo, viajo a los lugares donde estuvieron mis personajes. Para escribir La Cruzada, viajé a San Sebastián (de Guipúzcoa, lugar de nacimiento de Catalina de Erauso) y a Cotaxtla (ciudad de México donde murió la protagonista de la historia). Además, me gusta comprar los libros; muchos están discontinuados, cuando no son incunables y carísimos y algunas cosas están online. Las tradiciones bolivianas las encontré buscando como una loca, porque soy una rata de biblioteca.

–¿Cómo te asegurás de escribir con rigor histórico?

–Trabajo, en este caso, con una historiadora. Trabajé muchos años con Diego Arguindeguy, un maestro de maestros que, lamentablemente, murió hace unos años. Y ahora trabajo con su mujer, Graciela Browarnik, que también es historiadora. Le pregunto dónde puedo encontrar tal o cual cosa… los académicos son fundamentales en eso.

–Y luego viene el proceso de ficcionalización… vos tenés el dato histórico y, a partir de ahí, vas delineando al personaje, imaginando cómo es, cómo piensa…

–Por supuesto, eso es la novela histórica, es tener muy a la mano y estar dominado por los datos históricos y después empiezo a ficcionalizar, sino, es una novelita o un manual de historia. Entonces, la sensación es que empiezo a escribir y el personaje en cuestión, en este caso, Catalina, es como un esqueleto, como una calavera, un hueso sin carne y no la veo y me cuesta verla aunque ya estoy escribiendo y a medida que voy escribiendo, empiezan a aparecerle cachos de carne sobre el hueso…

–Al principio es una nena indefensa que es arrancada de los brazos de su padre a los 4 años y encerrada en un convento y resulta que la Catalina adulta tiene una feroz metamorfosis…

–La sensación, con esta mujer es que yo también estaba contando la historia de una mujer brutal, que mata gente, que es sanguinaria y yo necesito entender cómo llega a eso una persona…

–Lo brutal fue que la encerraran en un convento a los cuatro años. Y ese era el destino de la mayoría de las mujeres en esa época…

–Exacto. Casada a la fuerza, doncella en un convento o viuda, no había otro destino para una mujer de la época. Cuando enviudaban, incluso, era como una cocarda ir al convento.

–El lenguaje que utilizás es bien castizo, usás los modismos que uno adivina de la época. ¿Cómo llegás a esa reconstrucción?

–La construcción de esta novela y de todas las novelas, es la construcción de un mundo y si yo inventara personajes, o inventara costumbres, y en todo caso, inventara lenguajes o los transformara a la modernidad actual, sería una novela berreta, yo no podría escribir así, eso me pasa cuando veo miniseries o películas de época y escucho a los actores y a las actrices desplegando modismos actuales o incluso en las lecturas. O sea, si estoy leyendo un libro de época y me aparece una palabra del presente, lo tiro a la basura.

La escritora y peiodista Florencia Canale en el Cafe de los Angelitos. Foto: Matias Martin Campaya.La escritora y peiodista Florencia Canale en el Cafe de los Angelitos. Foto: Matias Martin Campaya.

–Exacto. No me interesa más, yo no entro en esos contratos, yo necesito establecer con el lector un contrato tácito que es: “Viajemos a ese momento, intentaremos los dos, yo, como escritora y el lector, como lector, recorrer esos sitios y ser alguien más espiando esos escenarios, esos hechos. Si no, me siento una impostora.

–¿Ya sabés cuál será tu próximo personaje?

–Sí. No se puede decir mucho…

–Lo que puedas: ¿Hombre o mujer? ¿Siglo? ¿País?

–Mujer, siglo XVI. Europa, basta

Florencia Canale básico
  • Nació en Mar del Plata. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Es periodista y trabajó en diversos medios como Noticias, Living, Gente, Siete Días, Veintitrés e Infobae, entre otros.
  • Pasión y traición (Planeta), su primera novela publicada en 2011, es un bestseller indiscutido que lleva publicadas más de diez ediciones.
  • Autora de otros once éxitos editoriales, Canale se ha convertido en una referente ineludible dentro del género de la novela histórica no solo en la Argentina, sino también en el resto de Iberoamérica.

Florencia Canale presentará su última novela La cruzada este sábado a las 16 en la sala Tulio Halperín Donghi.

Clarin

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