José Cueli: La poesía del canciller

José Cueli
J
uan Ramon de la Fuente, nuestro canciller, se coloca al lado de los poetas. De la misma forma que Donald Trump se correspondía a su vez en la poesía en política. Derrotado Trump sigue ganando batallas, pero ya no poéticas. En su intervención en la Organización de Naciones Unidas (ONU), expresó: “el mundo se salva de ir al infierno sólo si trabaja con Estados Unidos”.
El presidente estadunidense exigió en la Asamblea General acabar con la inmigración no controlada y el “engaño” del cambio climático. Dice que merece el Premio Nobel de la Paz por “frenar siete guerras”.
Pero Donald Trump dejó claro que esta ayuda viene con condiciones. Dedicó la mayoría del discurso a dos de los puntos principales de la derecha estadunidense que ha intentado exportar al resto del mundo: la migración descontrolada y el “problema falso” del cambio climático. Es hora de poner fin al experimento de fronteras abiertas. “Los países se están yendo al infierno”. Europa está en dificultades, es invadida por extranjeros “ilegales”. No es sustentable. Trump acusa que con la ONU, al ofrecer apoyar a refugiados, se nutre esa migración.
El mandatario de Estados Unidos desvió el mensaje y atacó a los adversarios, incluyendo esta vez al gobierno “más corrupto del ex presidente Joe Biden”.
Sorprendió además a muchos al recordar que él había presentado una solicitud con el fin de obtener el contrato para renovar la ONU en los años 80, con el fin de dar a entender que el conflicto se detuviera, las escaleras mecánicas no funcionan, sólo consecuencia de la renovación (notas de Jim Cason y David Brooks).
Dufourmantelle, conocedora del pensamiento de Jacques Derrida, expresa: “la hospitalidad se ofrece o no se ofrece al extranjero, a lo ajeno, a lo otro. Lo otro en la medida misma en que el otro nos cuestiona, nos pregunta. Nos cuestiona en nuestros supuestos saberes, en nuestras certezas y legalidades, pregunta por ellas e introduce la posibilidad de cierta separación en nosotros mismos, de nosotros para con nosotros, introduce cierta cantidad de muerte, de ausencia, de inquietud, donde tal vez nunca nos hemos preguntado, o donde hemos dejado de preguntarnos, donde tenemos la respuesta pronta, entera, satisfecha y afirmamos nuestra seguridad”.
Nuestros grandes pensadores, Octavio Paz y con algunas diferencias Carlos Fuentes, en sociedad con Juan Ramón de la Fuente (antes de canciller fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y secretario de Salud, y dirigió múltiples sociedades), representaron el pensamiento mexicano (espero no estar equivocado).
Por eso, para Paz, el puente mágico entre la palabra y las cosas, el espacio abismal, el principio que sustituye a la antigua analogía fue la historia. Hegel lo dijo con pasmosa claridad: la dialéctica es la cura de la escisión, así la evolución es proceso continuo y ese progreso se mide por la distancia que separa al hombre de los animales y al civilizado del salvaje. Nietzsche fue la voz disidente frente a la idea del tiempo y de la historia como avance sin fin, proclamó el eterno retorno al anunciar la muerte de Dios, reveló el carácter insensato del universo y su pretendido rey, el hombre. La muerte de Dios fue la abolición del sentido y, por tanto, del hombre.
Paz sintetiza a Freud y Derrida: la significación no está en el hombre, sino en las finalidades inconscientes de la libido. El pesimismo de Freud convierte la determinación inconsciente en potencia sombría. La antigua visión de la naturaleza como una madre que nos alimenta sólo para devorarnos. Freud es un pensador entre dos mundos y su concepción de la materia es la del siglo XIX. El lenguaje es un aparato de simbolización (el sicoanálisis), una máquina de significar por una estructura de signos, fonemas (balbuceos), morfemas, el ser significante, sino uno de los significados; se trata de un inesperado regreso de la analogía.
Para Paz somos un signo que alguien hace, somos el canal de transmisión, por nosotros fluyen los lenguajes y nuestro cuerpo los traduce a otros lenguajes, las puertas se abren, el hombre regresa, el universo de símbolos es también un universo sensible. El bosque de las significaciones es el lugar de la reconciliación.
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