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Pinochet y los nazis: las crónicas de la impunidad

Pinochet y los nazis: las crónicas de la impunidad

En uno de los mejores momentos del libro, uno de los represaliados por el régimen de Pinochet le pregunta a Philippe Sands si cree en la justicia. Y Sands –el cronista de los juicios de Nuremberg y la codificación de los delitos de genocidio (Calle Este-Oeste ); el relator de la metástasis nazi y su sórdida huida hacia el exilio y la muerte (Ruta de escape); un brillante abogado ante la Corte Penal Internacional– le dice que sólo puede contestar “más o menos” porque ha llegado a la conclusión de que la justicia no es igual para todos y ha aprendido a no hacerse demasiadas ilusiones.

Sands no es un iluso. Es difícil que los juristas lo sean. Están demasiado acostumbrados a corretear por los túneles y ramales de la ley buscando una solución que no llega y pueden acabar pareciéndose al personaje de La caída de Camus, un abogado especializado, como Sands, en causas nobles, cuya vida se quiebra en un mundo absurdo y sin sentido tras las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial. Porque por mucho que defendamos Nuremberg y la justicia universal como algo necesario a pesar de su enojosa insuficiencia, el derecho no agota el problema que deriva de los crímenes contra la humanidad; más bien demuestra que el problema es de tal magnitud que pone en cuestión al propio derecho y lo arrastra a la ruina.

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El escritor y abogado Philippe Sands en Barcelona, donde ha presentado su nuevo libro, 'Calle Londres 38'

Marta Pérez / Efe

Sands relata aquí dos casos de impunidad, dos ejemplos problemáticos de la incapacidad de la justicia para ajustar las cuentas con quienes agreden de la forma más intolerable la propia condición humana. Por un lado el de Pinochet, detenido en Londres por orden del juez Garzón; por otro, el del oficial de la Gestapo asilado en Chile Walther Rauff, el hombre que diseñó las cámaras de gas móviles que ocasionaron decenas de millares de muertos y que acabó sus días en la Patagonia, enlatando carne de centolla. Ambas historias confluyen en el número 38 de la calle Londres de Santiago, un centro de tortura de la dictadura donde las habilidades de Rauff resultaban, a apenas tres décadas de Nuremberg, de suma utilidad.

Los dos perpetradores se escurrieron entre los dedos de un derecho más eficaz contra evasores fiscales que contra asesinos en masa y murieron en su cama. Lo único que pudo hacer la justicia universal fue amargarles sus últimos días y demostrar tanto su ineptitud como su carácter desigual, pues no es lo mismo bombardear a civiles en Belgrado que sentenciar en Londres o Madrid a un fiel aliado occidental.

⁄ Un pulso narrativo firme impide que el lector se pierda en una maraña de argumentos y estrategias legales

Sands recrea las dos historias con un pulso narrativo firme que impide que la crónica del proceso de extradición contra Pinochet pierda al lector en una maraña de argumentos y estrategias legales. Era la parte más difícil del envite y el autor sale de ella airoso, aunque a quienes no pertenezcan a las profesiones jurídicas tal vez les cueste entender su entusiasmo por algunos áridos aspectos procesales.

Las pesquisas en Chile sobre las andanzas de Rauff se entrecruzan hábilmente con las vicisitudes del proceso inglés y resultan la parte más cautivadora del libro. Sands emprende una auténtica investigación moral que reconstruye la memoria de las víctimas de la dictadura y la suya propia y que le conduce de Santiago a Punta Arenas y a la Isla Dawson, en el extremo sur del continente, donde se construyó un campo de concentración extrañamente parecido a los diseñados por los nazis en Europa. Las biografías relacionadas por la historia de decenas de personajes componen un mosaico lleno de una humanidad que alcanza al retrato de los propios perpetradores, pues Sands sabe que dotarlos de ella no los exculpa. Al contrario; hace sus crímenes aún más execrables.

⁄ Sands emprende una investigación moral que reconstruye la memoria de las víctimas de la dictadura y la suya propia

Un libro excelente cuya máxima virtud es la de mostrar que, en ocasiones, la literatura puede llegar a donde no llega el derecho. Pinochet y Rauff escaparon de la justicia, pero gracias a Sands no escaparán de la verdad.

Philippe Sands Calle Londres 38 / Carrer Londres 38Traducción de F.J. Ramos y J.M. Salmerón. Al catalán de A. Pous.Anagrama. 584 / 592 págs. 23,90 euros

lavanguardia

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