Frente a Trump, el cine es una industria como cualquier otra

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El éxito del cine francés se debe a disponer de una herramienta de financiación muy estructurada. El presidente estadounidense podría ayudar a los estudios de Hollywood a impugnarlo.
Como cada año, gracias al Festival de Cannes , el cine y la cultura han copado los titulares. Se trata de una de esas deliciosas excepciones francesas: somos el único país de Europa que ha conseguido mantener vivo su cine y celebrarlo con tanto ruido. Viva significa que es popular, que los géneros cinematográficos son variados. Pero también es atractivo económicamente: el año pasado se aprobaron 309 películas, con una inversión de 1.400 millones de euros. Éste es el secreto del éxito francés. Nuestro ecosistema sabe producir ficciones de gran éxito como “Les Tuche”, superproducciones que atraen al extranjero, como “El conde de Montecristo” , y obras que atraen a festivales, cinéfilos y público en general, como “Vingt Dieux” .
Esta combinación permite que la afluencia de público francesa (181,3 millones de entradas en 2024) sea la más alta del continente y que nuestra amplia red de 2.052 salas cubra todo el territorio. El séptimo arte sigue siendo pues en Francia –como en Estados Unidos, India o China– mayoritario, al tiempo que constituye una actividad económica de entidad. Sus gigantes legendarios, Pathé y Gaumont, existen desde su invención por los hermanos Lumière, y los recién llegados vienen a reforzarlo...
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