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De ataúdes y leyendas en la Irlanda vampírica

De ataúdes y leyendas en la Irlanda vampírica

Qué importa que el propósito del viaje fuera otro. Los vampiros comparecen sin avisar y ya es imposible librarse de ellos, así que por qué no dejarse llevar y perseguir sus devaneos en busca de emociones diferentes.

El motivo inicial de la visita a Dublín era honrar la tumba de la poeta Felicia Hemans (1793-1835), una autora que en su día era más popular y vendía más libros que Lord Byron o Percy Shelley. Nacida en Liverpool, esta mujer fue capaz de compaginar su trabajo como escritora con la crianza de sus cinco hijos, siempre con la ayuda de su madre. Sostuvo la familia gracias a sus ingresos literarios. El propio Byron se refirió a ella de forma elogiosa.

Hemans murió en Dublín y fue enterrada en la cripta de la hermosa iglesia de Saint Anne, donde reposa en el olvido más absoluto. Su poesía, vinculada a los sentimientos y a las preocupaciones de las mujeres de su tiempo, resistió mal los nuevos aires de una crítica que valoraba más la épica de sus coetáneos masculinos, que coparon las antologías de poesía romántica. Se la empezó a reivindicar a finales del siglo XX, pero no hay flores en su tumba. De hecho, no hay tumba.

Tumbas junto al fiordo de Killary, al norte de Connemara

Miquel Molina
Impresionan las tumbas de los muertos en la peste de 1832 que Stoker llevó a ‘Drácula’

El anciano que acaba de abrir a las visitas la puerta de la iglesia esta mañana de julio no oculta su asombro ante la pregunta: “¿Bajar a la cripta para ver la tumba de Felicia Hemans? ¡Hace cincuenta años que estoy en esta iglesia y nunca he bajado a esa cripta! ¡No se visita! Pero encontrará una placa de mármol en un lateral del templo. Ah, por cierto, si le interesa, en esta iglesia se casó Bram Stoker, el autor de Drácula ”.

La placa está en buen estado en un lugar digno, en un lateral de la nave central. La fotografiamos. Cuándo se publique la versión web de este artículo, el algoritmo de Google hará el resto. Al menos, ya circulará la lápida por la red y Hemans estará un poco menos sepultada bajo décadas de olvido.

De Bram Stoker, ciertamente, hay un discreto busto que evoca su boda en diciembre de 1878 en esta iglesia de Dawson Street. No es lo único que Stoker comparte con Hemans: a pocas manzanas del templo, en la avenida Saint Stephen’s Green, están las casas que habitaron ambos en diferentes etapas de su periplo dublinés. La de Hemans es manifiestamente más modesta que el caserón donde vivió Stoker.

Tumba del escritor irlandés Sheridan Le Fanu en el cementerio Mount Jerome de Dublin

La tumba maltrecha de Sheridan Le Fanu, con un botellín de vodka

Miquel Molina

Seguimos nuestra ruta. Al otro lado del parque de Stephen's Green se encuentra el Museo de Literatura de Irlanda, (MoLI), modesto pero que sirve de puerta abierta a la fascinante historia literaria del país. Ubicado en unas aulas donde estudió James Joyce, aquí se puede constatar bien que Irlanda fue país de emigrantes, ya que se informa de que muchos de sus autores ilustres yacen en cementerios de otros países: el propio autor del Ulises (Zurich), Oscar Wilde (París), Samuel Beckett (París), George Bernard Shaw (Welwyn, Inglaterra), Sean O’Casey (Londres) o el ya citado Stoker, cuyas cenizas están en un columbario de una localidad del Gran Londres.

Algunos sí yacen en tierra irlandesa, como William Butler Yeats, Seamus Heaney o Jonathan Swift.

Pero lo que nos llama la atención es descubrir que Sheridan Le Fanu, el autor de la mítica Carmilla , está enterrado en el cementerio dublinés de Mount Jerome, a solo 20 minutos de taxi de donde ahora nos encontramos. Parece acreditado que Carmilla (1872), la historia de una vampiresa con ecos lésbicos, influyó poderosamente en el Drácula de Stoker (1897), aunque ambos beben a su vez de El Vampiro de Polidori (1816) y del folclore. Jacobo Siruela escribió una excelente introducción a estos creadores de antihéroes hematófagos en Vampiros (Atalanta).

Lápida dedicada a la poeta Felicia Hemans en la iglesia dublinesa de Saint Anne

Lápida dedicada a Felicia Hemans en Saint Anne

Miquel Molina

Vamos en busca de la tumba de Le Fanu a la inconveniente hora de las dos de mediodía, bajo un sol de justicia que liquida cualquier posibilidad de comparecencia sobrenatural. Ojalá hubiéramos seguido el ejemplo de la escritora argentina Mariana Enríquez, que solo visita cementerios durante la noche. La sepultura está abandonada en un lateral del camino sin ningún encanto.

Resulta curioso, porque en Irlanda se siguen organizando congresos y charlas en torno a Le Fanu, pero aquí no hay ni una pálida flor. Solo dos detalles de interés: la bella inscripción (“El Príncipe Invisible de Dublín, novelista y escritor de historias de fantasmas”) y un botellín de vodka, acaso cogido del mueble bar de un hotel, que alguien tuvo a bien dejar aquí no está muy claro por qué. Lo abrimos. Debe de ser vodka, pero también podría ser whisky, por el aroma. ¿Se vuelve blanco el whisky cuando está expuesto a un sol salvaje?

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Ahora conducimos hacia el noroeste, rumbo a la tumba de Yeats, en Sligo, cuando, por el camino, se produce otro inesperado encuentro con la estela de Stoker. Sucede en la muy turística abadía de Kylemore, que aparece en mil postales de Irlanda. A un centenar de metros, junto al lago, hay un minúsculo cementerio con cruces blancas. Una guía del lugar explica que allí están enterradas las monjas benedictinas que sirvieron en la abadía, pero con una excepción:

Al fondo, junto a la pared, la tumba de la pequeña Ruth Stoker, prima de Bram Stoker, en la abadía de Kylemore, Irlanda

Al fondo, junto a la pared, la tumba de la pequeña Ruth Stoker

Miquel Molina

-¿Ve aquella crucecita blanca al fondo? Es de Ruth Stoker, que fue prima del autor de Drácula y estudiaba en la escuela del castillo. Se dice que murió ahogada en el lago en 1923. La historia de su muerte aterrorizó a varias generaciones de niños.

Indagamos en la red: la finada y Bram eran primos lejanos y no llegaron a conocerse. Al parecer, Ruth murió de enfermedad, pero no puede descartarse que las monjas se inventaran la leyenda del lago para disuadir a los niños de nadar en él. En cualquier caso, aquella pequeña lápida apenas legible situada en un rincón inaccesible del camposanto tiene un indudable aura de misterio.

Tumbas de la peste de 1832, en la abadía de Sligo, Irlanda

Tumbas de la peste de 1832, en la abadía de Sligo

Miquel Molina

La de Yeats es una tumba cuidada, al abrigo de la iglesia de Drumcliffe (Sligo), rematada por el bello epitafio que él mismo escribió: “Echa una fría mirada / en la vida, en la muerte, / Y pasa de largo, jinete!”.

Siempre hay alguien que aparca el coche para echar un vistazo, aunque la mayoría ignora que los huesos enterrados aquí pueden no ser los de Yeats, ya que el poeta falleció en Francia y hay serias dudas sobre el cadáver que llegó a Irlanda.

Cierra este recorrido un paseo entre las tumbas de la fantasmagórica abadía de Sligo, donde de nuevo comparece la larga sombra de Stoker. Algunas sepulturas corresponden a la epidemia de peste declarada en 1832 en esta región, donde murieron unas 1.500 personas. Estos hechos, narrados por la madre de Stoker en el célebre Memorial de Charlotte , los incorporó el autor a la trama de Drácula . Poco imaginaron aquellos desdichados que la literatura iba a eternizar su sufrimiento.

lavanguardia

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