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Ernesto Sevilla: "Para los productores ha sido muy fácil verme en papeles de golfo"

Ernesto Sevilla: "Para los productores ha sido muy fácil verme en papeles de golfo"

Sin cobertura (Mar Olid, estreno el 22 de agosto) no solo es la comedia familiar para el final del verano que parece ser. Para empezar, porque su tema es algo tan grave como la soledad. En su primera escena, una familia contemporánea montada en un coche muestra en qué consiste estar solos en 2025. En estar solos pero demasiado cerca unos de otros. Los hijos adolescentes de la familia están perdidos en sus pantallas igual que sus padres andan más pendientes de sus llamadas de trabajo que del mundo. Todos hablan y nadie escucha. La hija pequeña se da cuenta de su desconexión y se desespera. La familia acaba en una feria de pueblo de temática medieval y la cría entra en la caseta de una bruja que dice que concede deseos a cambio de unas monedas. Su deseo es que su soledad acabe y así le es concedido. Solo que, por alguna razón los deseos se cumplen en el cine por caminos enrevesados.

Así que la familia vuelve a su coche, cruza un puente y aparece en un castillo del siglo XIII, en el que tendrá que sobrevivir a los hostiles almorávides, a un obispo odioso (Pepe Viyuela), al descubrimiento del amor adolescente y a la visita del rey de León (Joaquín Reyes). Alexandra Jiménez es la madre de la familia. Ernesto Sevilla, el padre, aparece vestido con yelmo y armadura, dando espadazos. «Si le digo la verdad, en cuanto me pongo el yelmo desaparezco. Es un doble el que hace la escena del combate. Ya me hubiera gustado a mí hacerla, pero aquello llevaba mucho tiempo", cuenta Sevilla.

«La soledad en la comedia es un tema mucho más central de lo que parece. Es un tema muy importante para muchos cómicos y humoristas. Para empezar, los chistes se nos ocurren cuando estamos solos; la comedia, muchas veces, nace en soledad y con un poco de sufrimiento... De eso te das cuenta con los años. Con 22 años no te das cuenta de nada, haces las cosas porque son divertidas. Luego a lo mejor te vas formando teorías y tesis sobre lo que haces y caes», dice el actor, que antes fue cómico.

«Cuando recibí el proyecto me llamó la atención que era una comedia familiar con este ingrediente fantástico de los viajes en el tiempo. Y lo de viajar a la Edad Media me recordaba a películas de cuando yo era niño, me recordaba a La princesa prometida y a La bruja novata. Eso fue lo que me llamó la atención al principio. Cuando la he visto terminada, me he dado cuenta de que la película es divertida, que hay más comedia de la que yo esperaba. No pensaba que la gente se fuera a reír tanto, así que me ha gustado el resultado».

Su personaje es interesante: es un coach no muy bueno, desempleado desde hace años y un poco acomplejado por el éxito profesional que ha conquistado su mujer. «A mí, sobre todo en el cine, me han llamado mucho para hacer de golfo, de caradura. Ese fue mi personaje como cómico y para los productores ha sido muy fácil verme en papeles así. Que conste que eran caraduras buenos, juerguistas, hedonistas que no querían hacer daño a nadie... De un tiempo a esta parte, me han empezado a ofrecer papeles de padre, pero también son padres golfos. En este caso, el personaje, es un padre que, sobre todo, es un buen tío. Un buen tío un poco torpe y entrañable. Todos nos sentimos superados por la vida en muchas ocasiones. Constantemente, más bien. Y es una gozada que de dejen aprovechar esas emociones en mi trabajo. Como actor, me apetece que me ofrezcan estas cosas un poco más profundas», ahonda Sevilla.

¿Es eso una comedia familiar? «Hay algo que sólo ocurre en las comedias familiares... Mire, en las comedias en las que el humor más al límite, los chistes generan discusión durante los rodajes. Hay gente en el equipo para la que los chistes se pasan de frenada y otra gente para la que no llega. En la comedia familiar eso no ocurre. El chiste es transversal, tiene que gustar a los niños y a los padres y no hay nada que discutir, no hay nada que nos haga sentir sucios. A todos nos ocurre, sentimos que con el humor tonteas muchas veces con el límite. A mí me gusta eso, el humor que se pone en el límite de la incomodidad. El problema es saber cuál es el lado bueno de ese límite».

¿No es el problema que hay demasiada gente en el límite? ¿Que el humor es el lenguaje que está en todas partes y, por tanto, pierde su valor como revulsivo? «Soy optimista con mi oficio. No creo que sea un género en crisis. Hay muchos tipos de humor muy diferentes. Lo que sí creo es que las redes sociales han ido en contra del humor. La ironía es muy difícil de entender en X, muy difícil de entender por escrito, en general. La gente no distingue quien habla, todo cae en el mismo saco y todo se toma en serio. Todo es lo mismo. En cambio, el humor en el cine y en las series sigue funcionando bien. Yo ya no llevo vida de golfo pero me aún veo en ese papel. Además, está muy metido en la cultura española».

Algo más: ¿cuál diría que ha sido su aprendizaje más importante como actor? «Hay una cosa que te dicen los grandes actores: tienes que saber escuchar», termina Sevilla. «Es una cosa que parece un poquito cursi, pero es muy importante. Si sabes escuchar a tu compañero de escena y recibir lo que él te da, tienes un tesoro. Hay que saber dejarse llegar y aprender a ser propicios».

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