Los aspirantes a heredar a Beatriz Sarlo buscan ponerse de acuerdo

Habrá una tercera audiencia entre los aspirantes a herederos de Beatriz Sarlo en los próximos días. Así lo decidió el juez nacional Fernando Cesari, a cargo del Juzgado Nacional Civil N.º 60.
Beatriz Sarlo. Reproducciónes de fotos: Ariel Grinberg
En esta ocasión, la convocatoria judicial tendrá lugar entre Melanio Alberto Meza López, el encargado del edificio de Hidalgo 140, última residencia de la intelectual fallecida; Alberto Sato, exmarido de Beatriz Sarlo; Ernestina Susana del Río, prima hermana por vía materna, y el último presentado en la sucesión, Álvaro Edmundo Sarlo Sabajanes, primo hermano por vía paterna de la autora de La intimidad pública. Todos irán con sus respectivos letrados.
Fuentes tribunalicias inobjetables dijeron a Clarín que “las partes están en tratativas conciliatorias”. No aclararon si es por los derechos intelectuales de la obra de Sarlo, por su departamento de Caballito, por su oficina de Talcahuano o por la gatita Nini, que la fallecida dejó en manos del portero Meza López.
Trascendió además que hubo, en la oficina de Talcahuano, un inventario ordenado por el magistrado Cesari, tal como se hizo en el departamento de Hidalgo 140, a pedido de su prima hermana, y que se han librado oficios al Banco Nación y otras instituciones bancarias para determinar si en alguna de ellas existen fondos pertenecientes a la causante.
Todas estas son medidas habituales en cualquier juicio sucesorio, sobre todo cuando los aspirantes a ser declarados herederos no conocen en detalle el acervo patrimonial del fallecido.
Por la información recogida por Clarín se pueden inferir dos temas. Por un lado, el juez Cesari procura salvaguardar los derechos intelectuales de la obra de Sarlo, un asunto que involucra a los amigos íntimos de la ensayista y a su exmarido Sato, a quien los primeros respaldaron desde el minuto uno. De allí que se convoquen tres audiencias.
Beatriz Sarlo. Archivo Clarín.
Por otro lado, según nos dijeron, el juez espera que haya algún acuerdo entre los primos y el portero. Desconocemos de qué tipo, dado que en un caso hay vínculo de sangre, y por el otro, un documento dudoso como testamento ológrafo. Dudoso o no, sigue siendo la última voluntad de Beatriz Sarlo. Y la justicia civil lo tiene como prioritario.
Recordemos para los lectores que no han seguido este entuerto judicial desde el minuto cero: la reconocida intelectual Beatriz Sarlo murió en diciembre pasado. Apenas concluyó la feria judicial de enero último, su exmarido Alberto Sato, de quien la ensayista estaba separada de hecho hacía 50 años (40 de los cuales convivió con el fallecido cineasta Rafael Filipelli), inició con bajo perfil la sucesión “ab intestato” (sin testamento). Solo lo sabía el grupo de amigos más íntimo de Sarlo, con quienes Sato estaba en contacto.
A través de las redes sociales se supo que algunos bienes personales de Beatriz Sarlo estaban siendo vendidos en el mercado. El único con acceso al departamento de la intelectual fallecida era el portero Melanio Alberto Meza López, quien de inmediato se presentó ante la justicia enarbolando los dos documentos firmados por la fallecida, en uno de los cuales la dejaba "a cargo" de su departamento y de su gata.
El juicio sucesorio se convirtió en testamentario, aunque el único con facultad para juzgar si los papeles son válidos como testamento es el juez Cesari.
Beatriz Sarlo en su estudio. Foto: Jorge Noro, gentileza.
Contramarchas y recusaciones mediante, en la causa apareció la prima de Río Negro de Beatriz Sarlo, Ernestina del Río. Y, para completar el cuadro actual, emergió el primo hermano Álvaro Edmundo Sarlo Sabajanes, quien vive en el Partido de la Costa.
La sucesión de Beatriz Sarlo, testamentaria o no, parece lejos de resolverse en el corto plazo.
Clarin