La verdad del toreo de Uceda Leal y Fortes cala en Cuenca

La primera corrida a pie de la feria de Cuenca fue un desafío ganadero de Baltasar Ibán y Montalvo para un cartel muy de aficionados. Ambientazo en los tendidos -más de dos tercios- en un ciclo consolidado gracias a su buen número de abonados. Los rejones 24 horas antes habían supuesto el pistoletazo de salida de San Julián con el triunfo de Diego Ventura logrando los máximos trofeos y compartiendo salida a hombros con Lea Vicens, que cortó dos orejas a sus toros de Benítez Cubero.

Uceda Leal le cortó una oreja al primero de la tarde. Bien es verdad que esta faena, a un bravo toro de Baltasar Ibán, podría a ver sido premiada con las dos orejas si se hubiera firmado en el cuarto. El madrileño recibió a ese primer toro con cadencia en su capote, verónicas de mucha categoría. El toro embistió con importancia en todos los tercios. En la muleta acusó cierta falta de fuerza pero su casta requería mando. Uceda encontró el equilibrio perfecto para sostenerlo y, al mismo tiempo, guiar la brava embestida con gusto. Al natural llegaron momentos de una belleza excepcional. La torería de los remates, la naturalidad del toreo vertical y el sabor de otro tiempo andando por la plaza. Como broche final unos naturales enfrontilados con un empaque extraordinario.

No pudo redondear con el cuarto, de Montalvo, que tuvo buena condición pero le faltó fondo para desarrollarla. Un puyazo en mal sitio pudo tener que ver en lo temprano que echó la persiana. Uceda Leal recetó una estocada de las suyas para despedir al oponente.

Del hierro salmantino fue el segundo de la tarde al que Fortes recibió muy asentado por verónicas tras una aislada y sorprendente chicuelina. Precisamente por Chicuelo quitó en un ajustado quite rematado con una caracolina. El toro apuntó entonces buen ritmo. A los medios se fue el malagueño para iniciar el trasteo de rodillas con la muleta plegada. Ya recuperada la vertical, lo cuajó con la mano derecha en muletazos de categoría. La buena humillación vino acompañada de nobleza. Ya en cercanías pareció venirse abajo el toro pero todavía pudo firmar un buen final a pies juntos y una estocada que le permitió pasear un trofeo.

El de Baltasar Ibán que completó su lote fue un toro encastado, nada fácil, que exigió una barbaridad. Embistió con mucha fuerza en los capotes, Fortes se dobló con él en el inicio mostrando su faceta más lidiadora. La faena tuvo importancia por la emotiva embestida -muy codiciosa- y por el mando del malagueño que puso todo su valor a disposición del toreo en una faena muy pura. En el final por bernadinas el toro cantó la gallina, acobardado ante la verdad marmórea de Fortes. La espada arruinó la posibilidad de oreja.

La confirmación de alternativa en San Isidro de Alejandro Peñaranda le sirvió para mostrar una seria proyección como matador joven. Es de Iniesta, localidad que pertenece a la provincia de Cuenca aunque está más cerca de Albacete capital. Manchego en todo caso. Y novedad bien apuntada por la empresa.

El toro de su presentación en Cuenca lució el hierro de Montalvo, corpulento y armado, un toro serio para esta plaza. Mostró condiciones muy buenas en todos los tercios: desde la humillación en los lances de saludo tras la porta gayola, pujanza en el caballo, alegría en banderillas y profundidad en la muleta. Peñaranda mostró compromiso, disposición y buen manejo de las telas con un oficio maduro para su año escaso de alternativa. El toro fue a menos en los compases finales pero la faena llevaba camino del triunfo por su estructura, limpieza e intensidad. La espada afeó lo conseguido.

A punto estuvo de cortar una oreja al toro de Baltasar Ibán que cerró la tarde, el de menos opciones de la calurosa tarde conquense. Firmeza de Peñaranda ante un toro que resultó bronco y rebrincado.

Hoy, Daniel Luque y Pablo Aguado sustituyen a Morante de la Puebla y Roca Rey, respectivamente.