Eterno Pérez-Reverte

El escritor y personaje Arturo Pérez-Reverte es un hombre de una calidad humana extraordinaria. Siendo yo un escritor en pañales de veinticuatro primaveras cité al genio en el que fuera el café literario por antonomasia en la capital, el Gijón. Acudió el narrador presto al lance, sospecho que con la espada y la vizcaína afiladas cual guadañas y ese alma de espadachín que siempre ha mantenido. Mi intención era escribir una novela sobre la guerra de Bosnia, así que le pedí contactos a tal fin para adentrarme en las tinieblas de Sarajevo. Torció el gesto nuestro Quevedo cuando le comuniqué que no hablaba idiomas. Pese a mi bisoñez en tres días tendría la lista de la gente que me dejaría el paso franco y me ilustraría en el terreno sobre las tinieblas de la guerra. El caso es que al día siguiente tuve un accidente de tráfico y aquel trabajo se torció.
El bueno de Arturo tiene en su historia de reportero a un personaje de novela tan afilado y piratesco como él mismo. Mantengo con nuestro genio de las letras españolas una discrepancia de turno. No es el estado de Israel el que se ha convertido en asesino, algo que no pasa, es el infame primer ministro, que pasará, pero en ningún caso el estado, que también abarca las provincias y municipios, detalle de altura en el que insisto.
Los escritores soñábamos en ser D´Artagnan, aunque ahora me mimetizo con el capitán Alatriste, cuya penúltima aventura acaba de salir y se bebe de un trago igual que los borrachos un azumbre. Arturo es uno de los mejores constructores de novela del planeta, a lo que acompañan unos personajes de acero y unas atmósferas que te envuelven sacándote de tu casa y llevándote al lugar de la narración. Además hablamos de un gran intelectual. Así que están tardando demasiado en concederle el premio Cervantes, que, como nos han avisado, caerá en el pelota de Muñoz Molina.
Estoy releyendo toda la obra de Arturo y sí, sin duda, es un autor eterno, solo como los más grandes.
ABC.es